Capítulo 8: Tormentas y Tristezas
El río está muy alto hoy. El agua corre rápido y fuerte.
"¡Jakob, ven rápido!" grita Greta desde la ventana. "¡El agua viene hacia nuestra casa!"
Corro afuera. El río se sale de su lugar normal. El agua entra en nuestros campos de maíz y café.
"¡Familias, vengan aquí!" grito a nuestros vecinos. "¡Debemos trabajar juntos!"
Todos corremos para salvar lo que podemos. Los hombres cargamos sacos de café. Las mujeres llevan a los niños y los animales pequeños a la colina.
El agua destroza la mitad de mi cosecha. Mis plantas de café flotan como barcos pequeños en el río sucio.
"¿Qué vamos a hacer?" pregunta Karl, mi hijo mayor. Tiene miedo en los ojos.
"Esta tierra nos desafía," le digo, poniendo mi mano en su hombro. "Pero es nuestra tierra ahora. De aquí no nos vamos."
Pero algo terrible pasa. Mi hermano Hans trabaja cerca del río cuando el agua baja. Una serpiente venenosa lo muerde en la pierna.
Corremos con él al doctor brasileño, pero es muy tarde.
Hans muere en mis brazos. Sus últimas palabras son: "Cuida a mis hijos, Jakob."
Todo Blumenau viene al funeral. Los alemanes, los italianos, los brasileños. Todos lloran por Hans.
Hablo en la ceremonia: "Mein Bruder Hans... mi hermano Hans era un hombre bueno." Mis palabras mezclan alemán y portugués, como nuestras vidas ahora.
"Ele morreu trabalhando... murió trabajando por su familia."
Esa noche, abrazo a Greta fuerte. Esta tierra nos da vida, pero también nos quita a los que amamos.